LAS PALABRAS DE LA LENGUA CASTELLANA SON FLEXIBLES Y MUY ESPECÍFICAS AL MISMO TIEMPO
Las palabras de la lengua castellana son flexibles y muy específicas al mismo tiempo
Guillermo Fernando Cámara
El documento discute la flexibilidad y especificidad de las palabras en español. Explica que los términos y conceptos se actualizan y transforman a través de las generaciones para adaptarse a las necesidades cambiantes, aunque su significado fundamental permanece. También señala que el uso de palabras para referirse a conceptos distintos de su significado original no legitima su aplicación incorrecta y puede causar confusión.
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LAS PALABRAS DE LA LENGUA CASTELLANA SON FLEXIBLES Y MUY ESPECÍFICAS AL MISMO
TIEMPO.
Leyendo un artículo de ABC (que incluyo a continuación) me encuentro con una vieja idea
recurrente, que indica, que todo vuelve, todo se transforma y todo se actualiza en la medida de las
necesidades de cada una de las generaciones que aplican palabras, métodos de análisis, enfoques,
puntos de vista e, incluso, ideologías. En Historia se sabe que cada generación escribe y reescribe
la Historia (no todos lo saben, pero es algo que se encuentra comprendido en lo básico de las
Ciencias Sociales, que cambian con el mundo). En pedagogía nos hemos acostumbrados a ese
“recorrido y contra recorrido” de esas mismas Ciencias Sociales, que son las Ciencias de la
Educación, por excelencia, casi excluyentemente, si incluimos la Estadística, o, las Matemáticas en
aplicación estadística.
En ese sentido la capacidad de “ganarse el pan” (ganapán) no implica excelencia, no implica
profesionalismo, solo implica lo que significa: subsistir con un ingreso, o, salario, o, sueldo. Y, en
este punto debo dejar constancia, que no me opongo a que las personas se ganen el pan, solo
indico, que no existe ningún “mecanismo social”, que, automáticamente, transfiera cualidades o
calidades desde el mero ganarse el pan, pasando mágicamente, a calidades o cualidades propias
del profesionalismo y, mucho menos, que ello determine algún tipo de excelencia.
Igual, puede decirse, del término Dandi en relación con esa misma capacidad de ganarse el pan,
como no puede aplicarse el término archiperres o achiperres a un vehículo, cuya función es el
traslado de personas, que bien pueden ser ganapanes, o, profesionales, según estándares de
excelencia. Estas “aplicaciones novedosas” de los significados de los términos no habilitan o
legitiman su uso indebido en sitios donde no debiesen utilizarse, como ocurre, con cuchipanda,
que pretende atribuirse a una necesidad laboral o de servicio. El caso del término aviador, genera
un sinnúmero de versiones antojadizas, donde se asimilan términos no asimilables, como
“paracaidista”, por proximidades de funciones atribuidas a quien desarrolla una determinada
profesión.
Ya en relación con Dulcería, recuerdo a un amigo muy querido, que se refiere a lo prohibido, como
dulzuras (la persona en cuestión sufre de diabetes), pero no confunde lechería, con supermercado
o autoservicio, o, almacén. El uso de una camiseta, sin ninguna connotación deportiva o política,
no habilita el término Niqui (que no es un diminutivo de un nombre), ni significa algo parecido al
flagelo de nuestra juventud (y adolescencia), que sufre, en su conjunto de una problemática
vinculada con el no estudiar y no trabajar, que obliga al pardiez de propios y extraños, que se
ocupe de alguna manera de los párvulos o parvulitos.
Fuente: http://www.abc.es/tecnologia/redes/20131219/abci-hermosas-palabras-castellano201312190911.html
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